LOS MÓVILES TAMBIÉN PUEDEN SER JUSTOS

La compañía holandesa Fairphone fabrica ‘smartphones’ con piezas reemplazables, rastreando el origen de los materiales y cuidando las condiciones de trabajo

Texto: Redacción.

Extender la vida útil del producto, rastrear el origen de los materiales y garantizar las condiciones de trabajo de quienes intervienen en el proceso son los pilares sobre los que se asienta la filosofía de Fairphone, una compañía de origen holandés dedicada a la fabricación de ‘teléfonos justos’ (esa es la traducción de su nombre) que lleva ya vendidas más de 100.000 unidades en todo el mundo. De hecho, para la adquisición de su segundo lanzamiento, el Fairphone 2 (529 euros), hubo lista de espera, puesto que la demanda excedía la capacidad de producción de la compañía. El tercero, el Fairphone 3, ya está a la venta (450 €).

El Fairphone 2, que se presentaba como “el primer teléfono modular y ético del mundo”, representa a la perfección la filosofía de la marca. Por un lado, por su carácter modular; es decir, sus piezas, desde la pantalla a la batería, se retiran y sustituyen en caso de avería o, como en el caso de la cámara, porque la casa lanza una mejor; un proceso que puede ejecutar sencillamente el cliente con la ayuda de los tutoriales que Fairphone incluye en su web.

Por lo que a los materiales utilizados se refiere, Fairphone no rehuye las llamadas zonas de conflicto, sino que, por el contrario, busca la forma de fomentar el desarrollo de la región y prácticas de minería responsable. Detrás de esta práctica existe un concienzudo trabajo de información para conocer la lista de “problemas sociales, medioambientales y relacionados con la salud” que se esconde tras cada uno de los 40 minerales diferentes que contiene el teléfono. En la práctica, esta filosofía ha llevado a Fairphone a asociarse con distintas iniciativas en la República Democrática del Congo y otros países proveedores para crear cadenas de suministro transparentes de los minerales esenciales que utilizan en los teléfonos.

La preocupación de las condiciones de trabajo de los operarios que intervienen en la fabricación de los teléfonos móviles, la mayoría de ellos residentes en China (donde en 2015 se fabricaron 771,4 millones de smartphones), es otra de las banderas de Fairphone. En su intento de ir un paso más allá del mero cumplimiento legal de la normativa, la compañía trabaja “en colaboración con distintos socios, incluido un grupo de expertos en derecho laboral, organizaciones no gubernamentales e investigadores” para desarrollar programas innovadores encaminados a “mejorar la satisfacción y representación de los trabajadores y para abrir vías de comunicación entre estos y los directivos”, según explica en su página web.