“LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA HA VENIDO PARA QUEDARSE, TRANSFORMAR NUESTRA SOCIEDAD Y SEGUIR DESPLEGÁNDOSE EN EL MUNDO POSCORONAVIRUS”

Entrevista con Susana Ortega, consejera de Mercado Social en REAS, Red de Redes de Economía Alterativa y Solidaria.

“Tenemos que repensar la producción y el consumo, quién y qué nos sostiene, qué nos hace felices y qué se puede aprender de todo esto”

Texto: Juan Luis Gallego

Mercado Social. Reas. Catalunya.
Imagen de la Feria de Economía Solidaria de Catalunya celebrada el año pasado.

REAS, la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria, celebra su 25 aniversario. Desde su nacimiento en 1995, ha trabajado por promover una economía basada en valores éticos, solidarios, ecologistas y feministas; una alternativa al capitalismo “que ponga la vida en el centro y que priorice a las personas y el planeta frente al capital y la acumulación de unos pocos”, en palabras de Susana Ortega Díaz, consejera de Mercado Social en REAS y coordinadora de Mercado Social Aragón.

En una situación de crisis como la provocada por la pandemia, la Economía Social y Solidaria puede jugar un papel protagonista: por su capacidad de adaptación, por su origen vocacional, por el apoyo de una creciente base social y, también, como respuesta a ese clic que en estos días difíciles hemos sentido muchos ciudadanas y ciudadanas para imprimir un cierto giro a nuestra relación con el mercado y con el sistema. De esto y de muchas otras cosas hemos hablado con Susana Ortega.

¿Cómo están soportando esta crisis las empresas de la llamada Economía Social y Solidaria?¿Son más frágiles o tienen más capacidad de adaptación?
El estado de alarma paralizó la actividad económica de muchas entidades de la Economía Social y Solidaria (ESS). Aunque todavía es pronto para hacer una valoración del impacto, hemos detectado que muchas de ellas han conseguido un empujón para poder sobrevivir gracias al apoyo de su base social. En cualquier caso, esta crisis ha golpeado más a unos sectores que a otros, al igual que ha ocurrido en la empresa mercantil o capitalista. Algunos, como el agroecológico, las telecomunicaciones, las finanzas éticas, las energías renovables, las asesorías y los supermercados cooperativos han visto un incremento de su actividad, incluso han llegado en algunos momentos a verse desbordadas. Pero no sabemos si este valor en alza seguirá o será un arrebato pasajero. Otros sectores, como el cultural y el educativo, están siendo muy afectados debido al cese total de actividad y el panorama a medio y largo plazo no parece muy halagüeño. En cuanto a los sectores comercial y de la hostelería también han sido bastante golpeados, pero ahora que empiezan a abrir están teniendo muy buena acogida gracias a su base social. Y otros sectores de la ESS van a tener que reinventar y/o adaptarse a las nuevas situaciones que se están dando ya. Pero la historia nos ha demostrado que, dentro de la ESS, la capacidad de reinvención y de adaptación suele ser muy potente, porque nuestras actividades suelen ser muy vocacionales y basamos nuestra razón de ser en la obtención de recursos para cubrir necesidades. Si se abren nuevas necesidades en otros sectores, intentaremos cubrirlas de manera colectiva. Esto se ha visto ya con algunos ejemplos de empresas de la ESS que en estos meses han reorientado su actividad para fabricar mascarillas, pantallas protectoras y otros materiales necesarios sanitarios para afrontar la crisis.

REAS. Mercado Social
Susana Ortega Ruiz, consejera de Mercado Social en REAS, Red de redes de Economía Alternativa y Solidaria, coordinadora de Mercado Social de Aragón.

¿Esa capacidad de adaptación es un valor que diferencia a la ESS de otros modelos?
Al igual que se puso de manifiesto en la crisis del 2008, la capacidad de adaptación y resistencia es mayor en las entidades de ESS que en las empresas de modelos capitalistas; responden mejor a las crisis porque están enraizadas al territorio y se apoyan en redes de solidaridad, que, cuando vienen momentos duros, se activan. Con el confinamiento, desde las redes y entidades de la ESS se pusieron en práctica la cooperación, el apoyo mutuo y la solidaridad que nos caracteriza, promoviendo iniciativas de diversa índole, como redes de cuidados y de apoyo mutuo, fondos cooperativos para el apoyo económico de entidades, cajas de resistencia, bonos de apoyo, mapas virtuales que visualizan a los comercios locales y sostenibles o la difusión de catálogos de productos y servicios de empresas del Mercado Social que seguían activas. Todas estas iniciativas las hemos recogido desde REAS RdR, en la Guía de iniciativas de economía solidaria frente a la crisis del COVID-19 que os invitamos a conocer.

¿Qué papel puede jugar la Economía Social y Solidaria en el mundo poscoronavirus?
La ESS debe jugar un papel clave en el proceso de reconstrucción tras la COVID-19. Nuestra apuesta es ‘no volver a la normalidad previa’, resultado de la crisis de 2008, en la que la precariedad, escasez y recortes han sido ‘errores normalizados’. Así que vamos a trabajar para que entre todas tomemos el camino adecuado, el que pone la vida en el centro y el que prioriza a las personas y el planeta frente al capital y la acumulación de unos pocos. Junto con otras economías críticas y transformadoras, seguiremos generando discurso para cuestionar y confrontar el actual sistema económico y marcar propuestas y líneas para un nuevo modelo más justo, sostenible y solidario. Seguiremos construyendo red y sumando más iniciativas prácticas que resuelvan las necesidades de una parte significativa de la población de la mano de proyectos de alimentación ecológica, finanzas éticas, energía renovable, comunicación libre, comercio justo o consumo responsable. Entre nuestros retos está el lograr una mayor presencia y visibilidad, y que la ESS sea una opción accesible para cualquier persona, especialmente para aquellos colectivos más vulnerables. Todo este trabajo se puede ver en economíasolidaria.org. La ESS se desarrolla lentamente, pero tiene vocación de permanencia, ha venido para quedarse, con intención de transformar nuestras economías y sociedades y seguir desplegándose en este mundo poscoronavirus que nos toca vivir.

¿Y qué papel debemos jugar los consumidores y consumidoras? ¿Podrías concretar un conjunto de prácticas solidarias?
Las consumidoras tenemos que ser parte activa de la solución. No podemos quedarnos calladas ni paradas frente a este sistema injusto e insostenible del que venimos. No podemos esperar tampoco a que la solución venga solo de la mano de gobiernos y empresas. Tenemos que apostar de manera decidida por una transición a otro modelo como el que proponemos desde la ESS y otros movimientos sociales transformadores. Yo creo que esta crisis está haciendo ‘clic’ en mucha gente, que ha empezado a valorar más lo local y los valores de la ESS. Ahora lo que está por ver es si la ciudadanía se va a quedar con estos valores o va a volver a comprar casi todo en Amazon. Es un buen momento para pararnos a pensar y comenzar a actuar. Tenemos que repensar la producción y el consumo, quién y qué nos sostiene, qué nos hace felices y qué se puede aprender de todo esto. Podemos convertir nuestra capacidad de compra en un importante instrumento de presión, apostando y consumiendo en empresas locales que cumplen de verdad garantías sociales, laborales y medio ambientales. Como indican nuestras compañeras de Carro de Combate, entre nuestras prácticas como consumidoras, debemos, lo primero, ser conscientes de la importancia del consumo, consumir únicamente lo necesario, plantearnos cuál va a ser el impacto de nuestras compra y cómo podemos minimizar su impacto negativo. Debemos primar el apoyo al pequeño comercio y al consumo local, practicar el boicot positivo ejerciendo nuestro consumo en las entidades de la ESS y en los mercados sociales.

¿Se puede contar con la colaboración de los poderes públicos o debe ser al margen de ellos?
La vida hay que cuidarla en colectivo y los poderes públicos no pueden permanecer al margen. Estamos convencidas del necesario papel de las consumidoras, de la ESS y de otros movimientos sociales como el ecologista, el feminista y las economías transformadoras en el cambio de modelo, pero son necesarias políticas efectivas que combinen medidas legales, de mercado, informativas y educativas. Desde las políticas públicas se deben poner en marcha y apoyar planes estratégicos de impulso de la ESS y del consumo responsable. Tienen que apostar fuertemente y de manera decidida por la Contratación Pública Responsable, por el emprendimiento en ESS como estrategia de transformación social y económica y, además, apoyar al comercio local, a la agricultura ecológica y al comercio justo. Entre otras cosas las administraciones deben impulsar la demanda y la accesibilidad de productos locales y sostenibles para todas las capas de la población, comprometerse en la lucha contra el cambio climático e impulsar las energías renovables, la reutilización y el reciclaje. Además, para que el modelo económico actual cambie, se necesita un gran cambio cultural, que solo será posible si hay una apuesta educativa transformadora.

En Otroconsumoesposible defendemos el consumo responsable, que incluye también prácticas respetuosas con los trabajadores, el apoyo al pequeño comercio, el rechazo a la uberización de la economía…¿Hablamos de lo mismo?
Estos principios que comentas, junto con otros, son nuestra carta de presentación. La ESS va estrechamente asociada a un conjunto de valores muy diferentes a los que sustentan el modelo capitalista actual. Hablamos de prácticas económicas diversas y transformadoras que están presentes en todos los circuitos económicos y que demuestran que se puede producir, distribuir, consumir y, muy especialmente, vivir en base a otros principios como la solidaridad, la equidad, el empoderamiento de las personas y organizaciones ciudadanas, el desarrollo de modelos democráticos en la toma de decisiones, el cuidado del medio ambiente, la valoración de los procesos relacionados con la reproducción de la vida y de los cuidados, la cooperación y la no competitividad, la no lucratividad, el apoyo mutuo… Valores recogidos en nuestra Carta de Principios de la Economía Solidaria de REAS. Gracias a los aportes y sinergias con otras economías transformadoras como la Economía Feminista y la Ecologista, en REAS también hablamos de la importancia de la sostenibilidad de la vida, del decrecimiento y del consumo consciente o transformador.

Uno puede tener la sensación de que la Economía Solidaria puede derivar en un mundo endogámico, donde los beneficiados son solo una minoría que participa y vive de ello. Convence a alguien urbanita, que trabaja en un sector completamente diferente, de la conveniencia de apoyar este tipo de iniciativas.
En la ESS buscamos transformar la economía y transformar el mundo para conseguir una sociedad más sostenible, más justa y más democrática. No importa que seas urbanita o rural para apoyar las iniciativas que trabajan con este objetivo. Desde el neoliberalismo se querría confinar la ESS al campo de los cuidados o de la atención a las personas más vulnerables y que no salga de ahí. Y por supuesto que hay entidades trabajando muy bien dentro de estos ámbitos, pero la ESS va mucho más allá, tiene ambición y ha irrumpido en los sectores clave de cualquier economía. En 2020, REAS estamos de celebración por nuestro 25 aniversario y estamos orgullosas al decir que hemos conseguido que la ESS ha dejado de ser una utopía para convertirse en una realidad muy tangible y en expansión. Hemos irrumpido en sectores que hace muy poco parecían inalcanzables, como la energía, las finanzas, la vivienda y las telecomunicaciones a través de cooperativas que ofrecen la misma cartera de servicios que las multinacionales, pero con un funcionamiento y unos valores muy diferentes. Bajo el paraguas de REAS red de redes ya se aglutinan más de 800 entidades, estructuradas en 15 redes territoriales y cuatro sectoriales, promoviendo una economía basada en valores éticos, solidarios, ecologistas y feministas

El término greenwashing define las prácticas supuestamente limpias con que pretenden lavarse la cara empresas no tan limpias. ¿Corre peligro la sostenibilidad de convertirse en una vertiente del marketing?
En los últimos años hemos visto cómo muchas empresas se han subido al carro del marketing verde sin integrarlo en una política real, transversal y sincera. El lavado verde de muchas empresas capitalistas para hacernos creer que sus productos o servicios son respetuosos con el medio ambiente es muy peligroso y poderoso, pero les funciona bien, claro. Nos crea la ilusión de que estamos comprando algo virtuoso, cuando la mayor parte de lo que hoy en día consideramos como verde no es más que un espejismo creado por la publicidad. Podemos citar algunos ejemplos de greenwashing tan conocidos como los falsos yogures bio que aun en la mente de mucha gente siguen siendo los más saludables; la comunicación de McDonalds, que nos vende que la obtención de sus materias primas es cada vez más sostenible y pinta de verde muchos de sus restaurantes; las colecciones de algodón orgánico de corporaciones tan controvertidas por sus impactos socioambientales como H&M o Primark; o cuando Nestlé anuncia en sus envoltorios que su chocolate es “sostenible” y en sus anuncios de Nespresso presume de buen empeño social mientras Ethical Consumer la calificó como la compañía menos ética de los últimos 25 años. Hoy la sostenibilidad ya es una palabra desvirtuada debido al abuso tendencioso que hacen estas y otras empresas de ella. Pero tenemos que volver a ponerla en valor, recuperar su auténtico significado y enseñarle a la ciudadanía que la sostenibilidad se apoya siempre en tres pilares: el social, el medioambiental y el económico, y que para que una empresa o un producto o servicio se puedan denominar “sostenible” estos tres pilares deben estar desarrollados con igual dedicación. Ahora, con el bombardeo constante que sufrimos de estos productos pseudo-sociales y pseudo-ecológicos, como consumidoras tenemos que tener claro las empresas que no son respetuosas y rigurosas por igual con lo social, lo medioambiental y lo económico de manera cotidiana y en todas sus prácticas. Por muchos cuentos que nos cuenten y por muchos productos ecofriendly o socialfriendly que desarrollen, lo hacen solo para ganar clientes y vender más a través de greenwashes y socialwashes, que solo son pequeñas excepciones empresariales, pero no su norma de actuación habitual. Como dice nuestra compañera de batallas Brenda Chávez, como consumidoras responsables es preferible premiar con nuestro dinero y consumo a empresas de la ESS que generan un modelo productivo más justo frente a otras que solo en ocasiones lo hacen menos terriblemente mal y promueven un sistema productivo depredador.

REAS. Mercado Social.
Puesto de venta en una edición del Mercado Social de
Aragón,
celebrado en Zaragoza.

Uno de los objetivos que definen el Mercado Social es “desconectar la economía solidaria de la capitalista, tanto como sea posible”. ¿Cuánto es posible o cuánto no es posible?
Somos conscientes de las limitaciones que todavía tiene el Mercado Social, la economía solidaria y, en general, las propuestas económicas alternativas. Sabemos que un cambio sustancial del mercado actual requiere, más allá del crecimiento del Mercado Social, de profundos cambios económicos y sociales y del desarrollo de políticas de transformación estructural. Pero, pasito a pasito, estamos avanzando para que sea posible vivir dentro de la ESS. Hoy ya podemos tener nuestra cuenta corriente y tarjeta de crédito, nuestros seguros, el teléfono móvil, la luz… Podemos hacer nuestra cesta de la compra, comprar en librerías, cenar y tapear en restaurantes, reparar, reciclar y comprar electrodomésticos, contratar servicios informáticos, asesorías para nuestra declaración de la renta y para que nos lleven nuestras cuentas laborales, el contable, informarnos en medios libres, cooperativos y horizontales… Piensa algo y casi seguro que ya existe disponible una oferta de la ESS también competitiva en términos convencionales. En la Web www.mercadosocial.net/ estamos reflejando todas estas alternativas. En REAS-Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria llevamos años centrados en la construcción de estos mercados a nivel territorial para crear un sujeto económico, social y político que adquiera una mayor relevancia y logre articular a las diferentes iniciativas, redes y herramientas que, en buena medida, venían desarrollándose por separado o, al menos, sin la intercooperación necesaria para plantear alternativas de mayor calado. El objetivo, como dices, es cubrir una parte significativa de las necesidades de sus participantes dentro de la red y desconectar la economía solidaria de la economía capitalista, tanto como sea posible. Y en eso estamos. Nuestro objetivo no es quedarnos aisladas en esta especie de oasis, como si se tratara de un remanso de paz en un mundo hostil. Nuestro objetivo es salir fuera y extendernos precisamente para que el mundo deje de ser hostil.

Hay una pregunta que sobrevuela a veces las iniciativas de economía solidaria y kilómetro cero, que parece no tener respuesta. ¿Por qué merece más solidaridad el agricultor o la agricultora del pueblo de al lado que el de Marruecos o Guatemala?
No se trata de que los y las productoras de unos territorios merezcan más solidaridad que otros. Se trata de darnos cuenta de que hay pocas cosas más cotidianas y más cargadas de significado que el propio hecho de alimentarnos: cómo llegan los alimentos a nuestra mesa, cómo gestionamos la alimentación en nuestros hogares, qué modelo de consumo tenemos… Transformar la alimentación no es solo modificar lo que comemos, sino transformar la ordenación del territorio, la relación con otros estados/pueblos, la organización de las tierras y las redes de distribución. La soberanía alimentaria y el Comercio Justo también son valores en el ADN de la ESS. Como establece Vía Campesina, la soberanía alimentaria es “el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo”. En contraste al concepto de “seguridad alimentaria”, definida por la FAO y centrada en la disponibilidad de alimentos, la soberanía alimentaria incide también en la importancia del modo de producirlos y en su origen, resaltando la relación que tiene la importación de alimentos baratos en el debilitamiento de producción y población agraria locales. De este modo, la soberanía alimentaria trata de superar el actual sistema agroalimentario, roto por los modelos productivos capitalistas en los que se prima la rentabilidad frente a la calidad de los productos y en donde las largas cadenas de producción enriquecen a los intermediarios mientras explotan y empobrecen a los productores y productoras. Así, en el actual sistema, los alimentos son meramente mercancías, siendo por tanto ignorado el derecho a una vida digna de las personas que producen y consumen, y su sistema kilométrico contamina el agua y el suelo, acapara las tierras y genera importantes problemas de salud. Por otro lado, si adquirimos productos certificados de Comercio Justo, como el café o el cacao que no se producen en nuestros pueblos, tenemos la garantía de que nadie en su cadena de producción y suministro ha sufrido injusticias. Tenemos la garantía de que los agricultores y agricultoras de estos alimentos han recibido un salario digno por su trabajo y de que no ha habido explotación infantil. Un producto lejano pero procedente de Comercio Justo nos asegura el desarrollo sostenible de los países productores y mantiene los derechos de las personas involucradas en su producción porque busca un comercio basado en la transparencia y el respeto para beneficiar no solo a las consumidoras sino también a las trabajadoras.

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