CONSUMO RESPONSABLE EN LA ERA DEL CORONAVIRUS

Entrevista con María Rodríguez Sánchez, experta en consumo responsable: “Nuestras decisiones como consumidores pueden obligar a las empresas a plantearse sus principios”

Texto: Juan Luis Gallego

El tradicional lema ecologista ‘reducir, reutilizar, reciclar’ se ha visto ampliado con la introducción de nuevos valores derivados del consumo responsable.

Dice María Rodríguez Sánchez que el consumo responsable puede convertirse en “motor de justicia social y equilibro ambiental”. De ser verdad, se adivina ahora, en este planeta azotado por el coronavirus, global pero desigualmente azotado, más necesario que nunca. Socióloga, experta en consumo responsable y Responsabilidad Social Empresarial, lleva décadas hablando y teorizando sobre consumo responsable, en todas sus vertientes, ética, ecológica y social. Otroconsumoesposible.com habla con ella sobre la capacidad de los consumidores para cambiar las cosas, más necesaria ahora que nunca. 

María Rodríguez Sánchez, experta en consumo responsable.

¿Cree que el concepto de consumo responsable variará como respuesta a la crisis del coronavirus?
Los consumidores somos el último eslabón del sistema económico. Pero quizás los más importantes. Nuestras decisiones como consumidores suponen una influencia decisiva que puede orientar a las empresas a la hora de definir sus estrategias y plantearse sus principios. La suma de responsabilidad y poder de los consumidores puede y debe producir impactos positivos para toda la sociedad, siempre y cuando entendamos por consumo responsable la elección de productos y servicios no solo en base a la relación calidad-precio, sino también en base a los impactos sociales y ambientales y a la conducta de las empresas que nos los ofrecen. 

¿Cuáles son los valores que caracterizan el consumo responsable?
Por un lado, consumo ético, que incluye aspectos relacionados con la responsabilidad social empresarial. En segundo lugar, consumo ecológico, siendo conscientes, más en esta época, de que no podemos seguir teniendo un estilo de vida basado en un consumo excesivo, en la cultura de usar y tirar; que hay que hacer frente a los residuos a través de las iniciativas de economía circular, etcétera; que hay que repensar las necesidades básicas; tendríamos que reestructurar el propio sistema económico, en busca de una mejor redistribución… Aquel famoso lema del consumo ecológico de ‘reducir, reutilizar, reciclar’ debería de acompañarse de repensar, reestructurar, redistribuir, reparar y reclamar. Y, por último, la tercera pata del consumo responsable es el consumo social y solidario, con dos bloques principales: los productos de comercio justo (en las tiendas propias o con sello de fairtrade) y el comercio de proximidad, que también tiene que ver con el bloque de consumo ecológico, pues elimina contaminación ambiental. 

¿Será posible seguir atendiendo a todos esos valores en el escenario post coronavirus?
La crisis económica que esta situación está generando puede elevar el 30% la situación de exclusión social que vive este país desde la anterior crisis económica, y eso tendrá efectos importantes en el consumo, de forma que los consumidores pueden verse abocados, como pasó fundamentalmente  en el periodo 2011-2018, a un consumo de subsistencia, a comprar teniendo en cuenta exclusivamente el factor precio, seguido del binomio calidad/precio, quedando el consumo basado en precio/calidad e incorporación de valores éticos al acto de consumo un poco más diluido, no por convencimiento personal, sino por dificultades económicas. Pero, a la vez, habría que incluir algún elemento positivo de esta crisis, y es la solidaridad que se ha generado. O la necesidad de profundizar en aspectos como la durabilidad de los productos (lo barato al final sale caro), contando con un nuevo discurso por parte de los expertos y asociaciones de consumidores en esa línea, con un llamamiento a los ciudadanos para que ‘hagan números’ antes de comprar cosas muy baratas que pueden resultar muy caras.

¿Pero es más caro el comercio justo y sostenible? 
Depende de con qué se compare. A igualdad de condiciones, no. Por ejemplo, el café, que en España es uno de los productos con mas tirón en el comercio justo, no es más caro cuando se compara en cualquier gran superficie con un producto de la misma calidad; sí lo es si se compara con calidades inferiores. En términos de relación calidad-precio, no es más caro; si solo ves el precio, sí. 

Imagen de una de las jornadas que celebra el Mercado de Productores en el Matadero de Madrid.

En esta situación en que toda la economía se está viendo sacudida, ¿las empresas de consumo responsable son más vulnerables?
Creo que no, que precisamente las empresas que han adoptado actuaciones derivadas del consumo responsable son las que mejor estarán situadas desde el punto de vista de los consumidores para poder tener una mayor cuota de mercado. De hecho, muchas de las actuaciones que están desarrollando las empresas, precisamente por eso las comunican, demuestran que a medio plazo ven reconocidos los esfuerzos que han hecho por parte de los ciudadanos. 

Entre los valores del consumo responsable que mencionaba, ¿hasta qué punto tienen los consumidores en cuenta los derechos humanos, los de los trabajadores que participan en el proceso de producción?
El concepto de responsabilidad social empresarial incluye el respeto a los derechos humanos en toda su cadena de suministro; derechos de los trabajadores y de sus empresas; derechos de los consumidores; derechos medioambientales en la cadena de producción, distribución y venta, y contribución al desarrollo de los lugares donde realiza su actividad, lo que entronca con la fiscalidad y el pago de impuestos en los países en los que operan. Pero es verdad que no hay ningún sistema fiable para el consumidor para tener acceso a esta información. Existe una asimetría en el mercado, de forma que los consumidores disponemos de escasa información mientras las empresas la tienen toda. Puedes conocer determinadas actuaciones, informarte en la web, pero cuando vas a un supermercado a comprar una prenda de textil o un bote de tomate es imposible que puedas saber cuál es la marca que mejor se adecua. Falta información. Respecto a los aspectos medioambientales y ecológicos, a través de la etiqueta europea y ecológica tenemos la información de que ese producto cumple los requisitos que la normativa dice. En el tema del consumo social y solidario, en el comercio justo, también tenemos el sello fairtrade. Pero en el otro tema es realmente complicado, y si además hablamos de una multinacional, con una cadena de suministros enorme y una producción diversificada en muchos países, es aún más complicado. 

A pesar de todo, mantiene usted que el consumo responsable puede ser un motor de justicia social y equilibro ambiental. 
Creo que fui una de las primeras que hablé de ello en esos términos. El consumo responsable permite que las empresas que lo estén haciendo bien y tengan una implicación con la sociedad en todos los aspectos hablados sean más competitivas y tengan un mayor reconocimiento por parte de los ciudadanos. Al hablar de justicia social es fundamental que las multinacionales paguen impuestos en los países donde están produciendo, de forma que también sea un beneficio para los trabajadores y para el país; y respecto al equilibrio ambiental, si se tienen en cuenta las normativas internacionales y las normas ISO se puede mejorar mucho la calidad del planeta. 

Deja una respuesta